El Impresionismo es un movimiento pictórico francés de
finales del siglo XIX que apareció como reacción contra el arte académico. El
movimiento impresionista se considera el punto de partida del arte
contemporáneo. Por extensión, el término también se aplicó a un determinado
estilo musical de principios del siglo XX.
El impresionismo en pintura partió del desacuerdo con los
temas clásicos y con las encorsetadas fórmulas artísticas preconizadas por la
Academia Francesa de Bellas Artes. La Academia fijaba los modelos a seguir y
patrocinaba las exposiciones oficiales del Salón parisino. Los impresionistas,
en cambio, escogieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana.
Su primer objetivo fue conseguir una representación del
mundo espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce
la luz natural sobre los objetos.
Las figuras principales del movimiento fueron:
Edgar Degas,
Claude Monet,
Berthe Morisot
Camille Pisarro
Auguste Renoir
y Alfred Sisley
Los impresionistas se preocuparon más por captar la
incidencia de la luz sobre el objeto que por la exacta representación de sus
formas, debido a que la luz tiende a difuminar los contornos y refleja los
colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra.
Los pintores académicos definían las formas mediante una
gradación tonal, utilizando el negro y el marrón para las sombras. Los
impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las
formas, empleando para ello los colores primarios —ciano, magenta y amarillo— y
los complementarios —naranja, verde y violeta—.
Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad aplicando
directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas, que
mezcladas por la retina del observador desde una distancia óptima aumentaban la
luminosidad mediante el contraste de un color primario (como el magenta) con su
complementario (verde). De este modo, los impresionistas lograron una mayor
brillantez en sus pinturas que la que se produce normalmente al mezclar los
pigmentos antes de aplicarlos.
Édouard Manet considerado el primer impresionista —aunque rechazaba
este calificativo— mostró cómo se podían obtener sutiles representaciones de
luz por la yuxtaposición de colores fuertes y contrastados. Su cuadro La
merienda campestre (1863), expuesto en el Salón de los Rechazados (Salon des
Refusés) organizado en oposición a las exposiciones oficiales en el Salón de la
Academia, señaló el comienzo de una nueva era en el arte.
Los pintores impresionistas organizaron su primera
exposición independiente en 1874. Los treinta participantes compartían su
rechazo al academicismo imperante y su admiración por las atrevidas
composiciones de Manet.
El término impresionista fue usado por primera vez por el
crítico Leroy en la revista Charivari para denominar irónicamente un cuadro de
Claude Monet titulado Impresión, amanecer (1872). El término fue adoptado
oficialmente durante la tercera exposición impresionista en 1877.
Los impresionistas evolucionaron hacia distintos estilos
individuales y compartieron como grupo sus experimentos sobre el color. Sólo
Monet fue ortodoxo en la aplicación de la teoría impresionista.
El impresionismo ejerció una fuerte influencia durante
décadas. Artistas que partieron del impresionismo idearon otras técnicas e
iniciaron nuevos movimientos artísticos.
Los pintores franceses Georges Seurat y Paul Signac
ejecutaron lienzos a base de pequeños puntos de color, aplicando una derivación
científica de la teoría impresionista conocida como puntillismo o divisionismo.
Los postimpresionistas Paul Cézanne, Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin y Vincent
van Gogh estuvieron muy influidos por la vivacidad del colorido impresionista.
La obra de Cézanne anticipó el cubismo, mientras que la de Gauguin y Van Gogh
representaron el comienzo del expresionismo.
![]() |
Vincent van Gogh, Noche estrellada |
![]() |
Girasoles |